¿Qué relación tiene la microbiota intestinal con la salud digestiva? - Artículo revisado por Dr. Sergio Sevilla | INMEQ
Dr. Sergio Sevilla Ribota
Artículo revisado por Dr. Sergio Sevilla Ribota

¿Qué relación tiene la microbiota intestinal con la salud digestiva?

Análisis científico de la microbiota intestinal como ecosistema funcional y su impacto en las enfermedades digestivas

15 min lectura Revisión científica Octubre 2025
Microbiota intestinal y su relación con la salud digestiva

La microbiota intestinal: ecosistema microbiano esencial para la salud digestiva

1. Introducción

En los últimos años, la microbiota intestinal ha pasado de ser un concepto casi desconocido a convertirse en una de las áreas más estudiadas de la medicina digestiva. Se trata del conjunto de microorganismos -principalmente bacterias, pero también arqueas, virus y hongos- que viven en nuestro tubo digestivo y establecen una relación de colaboración con nuestro organismo.

Lejos de ser simples "huéspedes", estas comunidades se comportan como un auténtico órgano funcional que influye en la digestión, en la defensa de infecciones y hasta cómo respondemos al estrés.

Cuando este ecosistema se altera de forma significativa se habla de disbiosis intestinal, un desequilibrio que puede favorecer la aparición de síntomas digestivos y diversas enfermedades. En algunos casos, este desequilibrio se asocia a alteraciones en la barrera intestinal, favoreciendo el paso de moléculas que normalmente no deberían atravesarla y contribuyendo a la inflamación local e incluso en ocasiones a la sistémica.

Mantener una microbiota diversa y equilibrada es clave para favorecer un intestino sano y prevenir muchas enfermedades.

2. Funciones de la microbiota intestinal

Una microbiota sana (diversa y equilibrada) realiza múltiples tareas esenciales:

Digestión y producción de energía

Por fermentación de fibra y carbohidratos no digeribles, generando ácidos grasos de cadena corta (AGCC), esenciales para nuestro organismo y que no están presentes de forma significativa en los alimentos:

  • Ácido butírico (Butirato): fuente de energía para las células intestinales (enterocitos -células del intestino delgado- y colonocitos -células del intestino grueso o colon-), fortalece la barrera intestinal y tiene efecto antiinflamatorio.
  • Ácido propiónico (Propionato) y ácido acético (Acetato): modulan el metabolismo de la glucosa y la saciedad, además de influir en la respuesta inmunitaria.

Síntesis de vitaminas y compuestos bioactivos

Algunas bacterias fabrican vitaminas del grupo B -por ejemplo, B7 (biotina), B9 (ácido fólico) y B12 (cobalamina)- y vitamina K, además de otros metabolitos beneficiosos como poliaminas, triptófano y ácidos biliares secundarios, que ayudan a modular la inflamación, la motilidad intestinal y el metabolismo energético.

Defensa frente a patógenos

Ocupan nichos ecológicos y producen sustancias antimicrobianas como bacteriocinas, ácido láctico, ácido acético y peróxido de hidrógeno, que inhiben el crecimiento de microorganismos perjudiciales.

Mantenimiento de la barrera intestinal

Refuerzan las uniones entre células y evitan el paso de toxinas y microorganismos al torrente sanguíneo.

Modulación del sistema inmunitario

Entrenan y regulan las defensas desde la infancia, estimulando anticuerpos protectores (IgA) y células reguladoras (linfocitos T reguladores) que controlan la inflamación mediante moléculas antiinflamatorias.

Comunicación con el cerebro (eje intestino-cerebro)

Elaboran neurotransmisores y mensajeros químicos como serotonina o GABA, que influyen en la motilidad intestinal, el dolor y el estado de ánimo.

3. Factores que alteran el equilibrio y la diversidad de la microbiota

La composición de la microbiota intestinal es relativamente estable, pero puede desequilibrarse (disbiosis intestinal) por las siguientes causas:

Alimentación inadecuada

La nutrición es el principal modulador de la microbiota. Una dieta pobre en fibra y rica en ultraprocesados reduce la producción de ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y disminuye la diversidad bacteriana.

Uso de fármacos que alteran la microbiota

Los antibióticos, los protectores de estómago usados durante mucho tiempo y algunos antiinflamatorios pueden modificar temporalmente la microbiota, por eso conviene usarlos solo cuando están indicados.

Infecciones gastrointestinales

Episodios de gastroenteritis aguda o infecciones como la causada por Helicobacter pylori pueden desestabilizar el ecosistema intestinal.

Sobrepeso y obesidad

Asociados a cambios en la composición bacteriana y a inflamación de bajo grado crónica.

Hipoclorhidria o disminución de ácido gástrico

La primera barrera defensiva del estómago se debilita, favoreciendo la llegada de bacterias al intestino delgado. Esto puede ocurrir en gastritis crónicas o con el uso prolongado de fármacos que reducen el ácido (como inhibidores de la bomba de protones -IBP- o antiácidos).

Alteraciones de la motilidad intestinal

Una motilidad lenta puede facilitar el acúmulo de bacterias no beneficiosas en el intestino delgado. Puede aparecer en gastroparesias, diabetes, hipotiroidismo o estreñimiento crónico.

Alteraciones anatómicas

Cirugías previas, estenosis, divertículos o síndrome de intestino corto pueden crear zonas de estancamiento y sobrecrecimiento de bacterias anómalas.

Déficits inmunitarios

Alteraciones de la inmunidad intestinal, como el déficit de IgA o enfermedades como el VIH, predisponen a desequilibrio microbiano.

Enfermedades que dañan la mucosa intestinal

La enfermedad celíaca o enfermedad de Crohn pueden favorecer la disbiosis y la inflamación crónica.

Otros factores generales

Estrés crónico, falta de sueño, sedentarismo, consumo excesivo de alcohol, edad avanzada, pancreatitis o hepatopatías crónicas alteran el ecosistema intestinal y reducen su diversidad.

4. Enfermedades digestivas y su relación con la microbiota

La mayoría de las enfermedades digestivas guardan relación con la microbiota intestinal. Este ecosistema se asocia a infecciones digestivas directas como las producidas por Helicobacter pylori (bacteria gástrica que puede alterar el ecosistema intestinal) y Clostridioides difficile; está implicado en trastornos inflamatorios como la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) y podría influir en la aparición y progresión de algunos cánceres digestivos.

Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)

En la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn se observa pérdida de diversidad y disminución de bacterias antiinflamatorias como Faecalibacterium prausnitzii, junto con un aumento de bacterias potencialmente patógenas como Clostridioides difficile. Este desequilibrio contribuye a perpetuar la inflamación crónica que a su vez empeora dicho desequilibrio (círculo vicioso). Modificar hábitos y, en algunos casos concretos, introducir probióticos específicos puede ayudar a mejorar el control de la enfermedad junto al tratamiento médico.

Cáncer colorrectal (CCR)

Determinadas bacterias como Fusobacterium nucleatum pueden inflamar y dañar el ADN de las células intestinales, contribuyendo al desarrollo del cáncer colorrectal (CCR). Al mismo tiempo, se pierden bacterias productoras de butirato con efecto protector.

Una microbiota equilibrada puede ayudar a prevenir el CCR mediante la modulación de la inflamación, la inhibición del crecimiento de patógenos y la síntesis de ácidos grasos de cadena corta (butirato). Además, se están investigando determinados probióticos en prevención del cáncer, aunque todavía no forman parte de las recomendaciones estándar en la práctica clínica. Mantener una dieta rica en fibra dietética, alimentos fermentados y productos de origen vegetal sigue siendo una medida clave dentro de una estrategia global de prevención nutricional.

Helicobacter pylori (HP)

Este microorganismo, conocido principalmente por su relación con gastritis y úlceras gástricas, altera el entorno del estómago pero puede impactar también en el intestino. Tanto la presencia de Helicobacter pylori como el tratamiento antibiótico para su erradicación son causas potenciales de disbiosis intestinal, afectando el equilibrio de la microbiota más allá del estómago.

Tras su erradicación con antibioterapia oral, puede ser útil un abordaje individualizado que incluya un plan nutricional específico, probióticos seleccionados y suplementación adecuada.

Enfermedad celíaca

Las personas con celiaquía muestran menos bacterias beneficiosas (como Bifidobacterium y Lactobacillus) y más especies proinflamatorias (como Bacteroides y Escherichia coli). Aunque el tratamiento principal sigue siendo la dieta sin gluten, se investiga cómo reforzar la microbiota podría mejorar síntomas persistentes y restaurar el equilibrio intestinal.

Además, según algunos estudios la enfermedad celíaca se ha asociado a disbiosis intestinal e incluso a una mayor frecuencia de SIBO, lo que puede influir en la persistencia de molestias a pesar de la dieta estricta.

Síndrome de intestino irritable (SII)

Se estima que hasta un 70% de los pacientes con SII presentan algún grado de disbiosis intestinal y alteraciones en el eje intestino-cerebro. Estrategias como dietas personalizadas (por ejemplo, una dieta baja en FODMAP bajo supervisión), manejo del estrés y uso de probióticos con respaldo científico ayudan a aliviar síntomas como hinchazón, dolor y cambios en el tránsito.

5. Sobrecrecimiento bacteriano en intestino delgado (SIBO)

El SIBO (Small Intestinal Bacterial Overgrowth) es una alteración en la que existe un exceso de bacterias en el intestino delgado, una zona donde normalmente su cantidad es mucho menor que en el colon. El SIBO está estrechamente relacionado con la disbiosis, ya que supone un desequilibrio del ecosistema intestinal que puede cronificar síntomas digestivos.

Factores predisponentes

  • Motilidad intestinal lenta
  • Uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones
  • Alteraciones anatómicas tras cirugías
  • Enfermedades como celiaquía, enfermedad de Crohn o hipotiroidismo
  • Infecciones previas y cambios en la inmunidad intestinal

Su diagnóstico se realiza principalmente mediante tests de aliento con lactulosa o glucosa (pruebas no invasivas, aunque con limitaciones diagnósticas), y el abordaje incluye el tratamiento dirigido de la causa subyacente, cambios dietéticos y suplementación individualizada y, en algunos casos, antibióticos específicos y probióticos seleccionados bajo supervisión médica.

Consideración clínica importante

Aunque el SIBO es un cuadro real y reconocido desde hace mucho tiempo, su papel como causa de todos los síntomas digestivos es motivo de debate hoy en día. Algunas pruebas de aliento pueden arrojar falsos positivos, sin que exista un sobrecrecimiento bacteriano real que explique los síntomas. Por eso es muy importante una valoración médica individualizada, para interpretar correctamente las pruebas y los síntomas y así descartar otras patologías antes de atribuirlo todo a SIBO.

6. Claves para cuidar la microbiota intestinal

Estrategias nutricionales

  • Alimentación rica en fibra y alimentos vegetales: frutas, verduras, legumbres y cereales integrales
  • Incluir prebióticos naturales: puerros, ajos, cebollas, plátano, espárragos y avena
  • Alimentos fermentados con moderación: yogur, kéfir, chucrut o kombucha según tolerancia individual
  • Evitar ultraprocesados y azúcares simples

Modificaciones del estilo de vida

  • Ejercicio físico moderado y regular: mejora la motilidad y la comunicación intestino-cerebro
  • Hidratación adecuada: beber suficiente agua para favorecer el movimiento intestinal
  • Conseguir una buena calidad de sueño y manejo del estrés
  • Uso racional de fármacos (antibióticos e IBP solo cuando son necesarios)

Probióticos y suplementos personalizados

Cuando estén indicados, especialmente tras antibióticos o en SII/SIBO, bajo recomendación médica.

7. Implicaciones más allá del aparato digestivo

Aunque el tubo digestivo es el foco principal, la microbiota intestinal también influye en otras áreas de la salud:

Sistema inmunitario

Entrena y modula la respuesta defensiva, reduciendo la inflamación sistémica

Eje intestino-cerebro

Influye en el estado de ánimo, el estrés y síntomas como ansiedad o depresión

Metabolismo

Impacto en el control del peso, la resistencia a la insulina y el perfil lipídico

Salud oral y dermatológica

Existe un diálogo recíproco entre microbiota oral, intestinal y salud de la piel

8. Conclusión

La microbiota intestinal es ya una herramienta clave en el presente de la medicina digestiva. Aunque la investigación sigue avanzando, hoy sabemos que comprender y modular este ecosistema permite mejorar síntomas digestivos complejos y reducir el riesgo de enfermedades.

La alimentación, la dietoterapia, la suplementación y el uso de probióticos son estrategias potentes para tratar la microbiota, pero deben aplicarse de forma personalizada y supervisada por un profesional de la salud para lograr un verdadero impacto y evitar riesgos.

Cuidar la microbiota es una inversión directa en nuestro bienestar digestivo y general.

Cuándo consultar

Si existe hinchazón persistente, cambios en el hábito intestinal, dolor abdominal recurrente, intolerancias alimentarias o dudas sobre el uso de probióticos y suplementos. Solo un profesional de la salud puede interpretar correctamente pruebas, personalizar el tratamiento y acompañarnos con seguridad. Acudir a un médico especialista puede evitar autodiagnósticos y tratamientos inadecuados.

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Dr. Sergio Sevilla Ribota

Dr. Sergio Sevilla Ribota

Gastroenterólogo

Clínica INMEQ • Especialista en microbiota, disbiosis intestinal y medicina personalizada

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